Bienvenido desamor, aunque al principio nos sintamos devastados
y creamos que el mundo se nos terminó, aunque pasamos días abrazando la
almohada o comiendo pura comida chatarra… pasa, le aseguro que pasa y uno sobrevive.
Comenzamos la dieta, nos arreglamos y empezamos a enfrentar las cosas más
fuertes y mucho más sabios.
El desamor es un proceso que acompaña el irse de una relación de
pareja y que no surge de la noche a la mañana, si bien hay relaciones que
tienen una muerte instantánea, la mayoría queda con un sentimiento que se apaga
poco a poco. El desamor sana el resentimiento y el rencor, nos produce alivio
con el paso del tiempo.
El maravilloso desamor nos evita seguir en relaciones llenas
de indiferencia, vacías o llenas de sufrimiento. Nos permite buscar el amor que
merecemos y dejar de esperar de una persona que ya nos dio todo lo que podía dar…
el desamor nos permite volver a vivir, no es inmediato, pues necesitamos tiempo
para sanar, pero nos hace pensar en nosotros mismos.
Cuando comenzamos a vernos, a cuidar de nuestro corazón y
nuestros pensamientos dejan de estar orientados hacia el otro o la relación
podemos ver que nuestra vida sigue, que los amigos están ahí, nuestras
oportunidades, nuevas relaciones de amistad o incluso más adelante un nuevo
amor.
En el desamor aprendemos a decir “GRACIAS, POR TODO”,
aprendemos que se puede amar intensamente, pero que no siempre va a funcionar.
Que amar no es sinónimo de seguridad absoluta a menos que se decida trabajar
siempre por la relación, a no dar nada por hecho mientras no hacemos nada para
que se mantenga y crezca. El desamor enseña que la vida cambia pero que eso no
quiere decir que no seamos capaces de enfrentarla y crecer con sabiduría en
ella.
Le tenemos miedo al desamor porque nos han enseñado que el
amor debe ser para siempre, sí lo es, pero lo que cambia es el destinatario,
todos tenemos capacidad de amar a pesar de lo vivido. Tenemos temor de
quedarnos pero irnos también nos asusta, sentimos que quedarnos es continuar
viviendo infelices e incluso algunos se sienten atrapados, pero irnos es
enfrentar la posibilidad de quedarnos solos, de que nadie llegue a nuestras
vidas… y pese al desamor muchos se quedan.
Quedarse es la peor prueba de amor, porque nuestro
comportamiento cambia, nuestra mirada ya no está llena de magia, la cercanía física
se vuelve una tortura y muchas veces evadimos de forma dolorosa e
incomprensible para el otro. No me voy porque me da lástima, no me voy porque
me da miedo, no me voy porque él/ella no se merece algo así… NADIE SE MERECE
QUE SIGAN CON EL/ELLA CUANDO NO LO QUIEREN, LASTIMA ES LO PEOR QUE SE PUEDE
SENTIR POR UNA PERSONA.
Nos cuesta aceptar que una relación, no funciona. Nos duele
tanto pensar que “lo que pudo ser”, nos duelen las fantasías montadas en
nuestra cabeza a partir de pequeños detalles que hicimos significativos,
Mientras más tiempo pasamos con la persona más la incorporamos a nuestra rutina
y nuestra cotidianidad. Y es esto precisamente lo que duele.
Cuando el amor decide irse, se va. La resurrección amorosa no
existe, una cosa es que una relación se reconstruya cuando aún hay sentimientos
entre las personas, pero cuando a una de ellas se le murió el sentimiento, no
hay vuelta atrás. Esas canciones e historias del reclamo porque el otro nos
dejó de querer, donde el reclamo se vuelve un lastimero vuelve, incluso muchas
veces un perdóname, por todo aquello que no hice y hoy te prometo si hacer… Ya
sea porque se cometieron muchos errores y el otro se cansó, porque nuestra
relación no funciono porque nos sentimos poco valorados o no aceptados, esas
actitudes no hacen funcionar la relación, usualmente se hunden en la desesperación
por miedo al futuro, por la incertidumbre de nadie me va a querer… y eso no es
amor.
Todos nos merecemos a alguien que nos mire como si fuéramos un
milagro, porque lo somos…
Gracias Margarita,Ud siempre acertada!
ResponderEliminarCompletamente deacuerdo
ResponderEliminarllore
ResponderEliminarEsto necesitaba leer
ResponderEliminar