Hablar de amor de pareja será siempre un tema polémico porque
nuestro concepto depende del aprendizaje de variadas experiencias infantiles,
adolescentes, lo escuchado de nuestras familias, etc. Cada uno de nosotros
adecua el concepto de amor a nuestra medida y necesidad.
No voy a hablar de las personas que administran el amor, voy a
hablar de la relación construida entre las dos personas, cada relación es única
y prácticamente tiene vida propia, el vínculo construido tiene como base a las
personas, pero la “química” entre dos se modifica y evoluciona. NO hay dos
relaciones iguales, cada uno de nosotros construye con, hacia y para el otro
una relación única e irrepetible.
Esa construcción del nosotros nos lleva a cuestionarnos ¿Podemos
vivir de puro amor?, ¿es suficiente la atracción física?, ¿puedo convivir con
esta forma de pensar y actuar? Llegamos incluso cuestionarnos sobre temáticas
tales como: me siento tan bien, pero no me gusta, me gusta, pero más allá de lo
físico me frustra, no siento que quiera el futuro que él o ella sueña, etc.
Factores para evaluar una
relación funcional en el siglo XXI.
Te ríes: El buen humor compartido es la base de una relación
saludable, permite que las personas sobrelleven mejor los momentos de estrés y
dificultades. La risa sintoniza a las personas en un ambiente más agradable y
confortable, incrementa los niveles de confianza y cercanía. Una pareja que
disfruta de la complicidad de una broma indica que también son amigos.
Hay
confianza: No se define como el saber todo
del otro es, contrariamente, no necesitar saberlo. La confianza es uno de los
procesos más complejos de una relación, no se regala, se gana. No se debe basar
en palabras ni promesas sino en acciones congruentes. No confiamos igual en
todas las áreas, en algunas necesitamos aceptar que no somos lo máximo. Somos
confiables en fidelidad, pero nos cuesta manejar bien el dinero, etc. El punto
es aceptarlo y mejorar.
Hacen
planes a futuro: En las acciones y
lenguaje incluye el futuro mediato e incluso a largo plazo, no es con promesas
sino se estructura el futuro no basado únicamente en un ‘yo’ sino en un
‘nosotros’ que implica toma de decisiones y sacrificios en pareja. No son las
promesas adolescentes al calor de una emoción, sino la construcción paulatina
de una relación a largo plazo.
Puedes
hablar de todo: No significa que van dar
detalles de relaciones pasadas ni mucho menos. Es la capacidad de comunicar lo
que está ocurriendo en los diversos aspectos de nuestra vida sin temor a ser
juzgados y/o rechazados. Siempre es importante partir que todos somos
diferentes, aprender a comunicarnos asertivamente es importante (saber cuándo,
cómo, dónde y claramente respetar todo lo que vive el otro es un punto vital en
este proceso).
Está contigo
en los momentos difíciles: No significa que va a
venir a resolver los problemas, sino a no dejarte solo enfrentándolos. No hay
que confundir el acompañamiento con un rescate. Esto último no es sano para
ninguna relación.
Hay
igualdad: Implica
asumir las responsabilidades y derechos de una relación a partir de un nosotros,
tener claridad que ambos merecen lo mismo y realizarse en aquello que los hace
felices individualmente y como pareja. No
es la actitud: yo haré lo mío y veremos si se logra algo de lo tuyo, o bien tú
tienes la responsabilidad de que funcione la relación y hacerme feliz, que
estemos bien o mal es culpa tuya.
Hay
respeto: Es la palabra mágica de toda
relación, no es solamente tratar al otro como una persona con la educación y
consideración propia del amor que le sentimos, sino algo más profundo: no
intento cambiarte, no quiero estar contigo para hacerte la persona que quiero
que seas, sino colaborar a que sea la mejor versión de ti mismo que cada uno de
nosotros decide ser.
Se
sienten cómodos: Una señal infalible de
una buena relación es la capacidad de compartir el espacio físico y sentirse
bien. Poder compartir en silencio o en una charla: es la sensación maravillosa
de poder ser uno mismo con esa persona.
Hay
perdón: Todos podemos hacer algo que
dañe o lastime al otro, no porque lo queramos hacer sino porque simplemente no
somos perfectos. Muchas veces fallamos porque no supimos manejar la situación,
nuestra falta de experiencia, etc. Las parejas funcionales aprenden a superar
errores y sobre todo a crecer en los momentos de crisis.
Se
sienten cómodos: Una señal infalible de
una buena relación es la capacidad de compartir el espacio físico y sentirse
bien. Poder compartir en silencio o en una charla: es la sensación maravillosa
de poder ser uno mismo con esa persona.
Respeta
tu espacio personal: Cuidar una relación en
de todos los días, pero no es una asfixiante cárcel de la que cualquiera
quisiera salir corriendo. Una relación son dos líneas que caminan juntas, se alejan
y se acercan pero llevan el mismo rumbo, jamás es un subrayado. El tiempo y
espacio personal son parte vital de nuestra cotidianidad, eso incluye tiempo
con la familia, los amigos, el estudio, etc. ¡Quiero compartir mi vida contigo,
no quiero que vivas mi vida!
Valora
tu persona: Es un punto clave, sientes que
para esa persona eres único y especial. Que sabe quién eres y te acepta así,
valora tus cualidades y conoce aquellas áreas a mejorar, pero no vive echándote
cosas en cara. Tienen ambos claro que son una prioridad, pero no una necesidad,
te sientes amado, cuidado, apoyado y sobretodo sabes que se siente orgulloso de
ti.
Pero así como hay
elementos que la hacen funcional hoy otros que son auténticos asesinos de
relaciones
Celos: Una persona celosa es una persona insegura que vive tratando
de vigilarnos todo el tiempo, no confía en nosotros y llega a ser violenta
(cuando menos psicológicamente). Un celoso es alguien con quien es imposible
estar cómodo, hablar y compartir porque siempre encuentra algo malo.
Creernos
dueños de la vida del otro: NO somos los padres de
nuestra pareja, no debemos dirigir su vida, cada uno es dueño de sus
decisiones. De un controlador todos huimos.
Celos: Una persona celosa es una persona insegura que vive tratando
de vigilarnos todo el tiempo, no confía en nosotros y llega a ser violenta
(cuando menos psicológicamente). Un celoso es alguien con quien es imposible
estar cómodo, hablar y compartir porque siempre encuentra algo malo.
La
envidia: Tu pareja debe apoyarte en tus
proyectos y creer en ti, si no soporta tus éxitos y encuentra un pero a todo
aquello que te ayuda a desarrollarte paulatinamente irán surgiendo distancias y
malos entendidos.
El mal
sexo: Hay química o no hay química,
pero también es las decisiones que llevan a mantener la llama encendida. Olvide
que el sexo debe ser espontaneo, en una pareja funcional es planeado, si a eso
agrega el espontaneo, maravilloso.
Poner a
prueba el amor del otro: Se confía en el otro o no
se confía, pero estar constantemente probando al otro o exigiendo que nos
demuestren acaba por volverse un problema. Las pruebas constantes gritan
inseguridad en uno mismo, y eso mata el amor de cualquiera.
No
saber discutir: Pareja que no discute… alguno
está mintiendo. Las personas que conviven deben de llegar a acuerdo y para ello
deben exponer sus diferencias y opiniones de forma asertiva para llegar a un
acuerdo, esa es la base de una buena relación de pareja. Pelear es destructivo
pero discutir es saludable.
Dar por
hecho la relación: Nada peor que alguien
que da por seguro al otro, se le olvido conquistar, cuidar, estar pendiente,
etc. En resumen, se olvidó de ser parte de la cotidianidad del otro y al
hacerlo poco a poco el otro va aprendiendo a vivir sin él, aunque al principio
lo extrañe a final se acostumbra a la ausencia y sigue adelante.
Creer
que el amor de verdad aguanta todo: El
amor debe ser cuidado sino cambiara de destinatario. El que administra el amor
es una persona con pensamientos y
emociones y sobretodo con límites. Si estos no se respetan el otro comienza a
sentirse desvalorado, desatendido, abandonado, etc. Así no hay amor que
florezca o se mantenga.
Creer
que no podemos ser felices sin el otro: Un
persona que depende de nosotros es alguien que cansa, de la que tarde o
temprano queremos huir, suficiente responsabilidad es hacerse cargo de uno
mismo como para asumir al otro. Se busca una pareja no un secuestro emocional.
No
expresar lo que sentimos: Lo deje para el final
porque es el error más común, él o ella ya sabe que lo quiero, que lo amo, que
es importante. Puede que en algún momento lo haya sabido con certeza ahora
necesita escucharlo, verlo, sentirlo. No decir implica el riesgo de dejar
vacíos, no significa que el otro deba escucharlo todos los días a todas horas,
sino hacer que lo sepa, que se sienta seguro y amado. Eso da paz y abre las
puertas a construir, perdonar, comunicarnos, reír, etc.
Ya evaluó lo que hace su pareja por la relación, pero la
pregunta real debe ser: Y yo ¿qué doy?
, porque para demandar al otro somos buenos, pero para ver necesidades de los
demás tendemos a ser completamente miopes, somos los reyes de la suposición, y
muchas veces caemos en el vicio de creer que hacemos las cosas bien y no es
así.
En definitiva, el amor por sí solo no es capaz de sostener
ninguna relación. Requiere una construcción consciente y diaria de las
condiciones para que se desarrolle.