Desde que se empiezan a sentir (sí, sentir, porque más que
verlos los sentimos como pequeños golpes en el corazón) las diversas señales que se acerca la época
navideña algunos comienzan a sentir “algo raro” o “algo que me empieza a poner
triste”; o en su defecto se colocan las primeras imágenes del Grinch y demás
elementos de rechazo, se les olvida que al final se descubre que es por dolor y
rechazo que odia la época y termina amando a los demás y las celebraciones. Por
tanto, ambas reacciones están asociadas a dolor y desesperanza. Sí,
desesperanza, la tendencia depresiva suele activarse para las fiestas.
Usualmente queremos nuestro “estado de vida ideal” para
vivir ese momento: pareja, hijos felices, familia a nuestro rededor… un
instante mágico e irreal. En ese día queremos una versión feliz y plena de
nuestra relación con otros, sentirnos llenos de amor y dicha.
Y está bien, pero para muchos es una vivencia no realizable
en este momento y se desata la crisis. Dejan de ver lo que sí tienen y pueden
disfrutar por concentrar su atención en lo que les falta. Es egoísmo puro,
hacia los demás y hacia sí mismo y responde a una visión deformada de la vida
en que “si no es perfecto, mejor no”. La vida no es perfecta, es
maravillosamente imperfecta: no lo tenemos todo, pero tenemos lo necesario y la
oportunidad de tener mucho más. Queremos una familia y pareja para navidad,
perfecto, dedíquese a construir su sueño el resto del año.
Mientras ese momento en que todo sea lo más parecido a su sueño
llega y usted se permite vivirlo, reflexione: Tiene la vida que soñó hace años
en muchas áreas, pero hoy se niega a disfrutarla porque… (Usted piense en la
respuesta)
A partir de ello hay cambios que implementar:
Piense en porcentajes: evalúe cuánto de su vida
tiene cosas positivas. Muchas áreas están bien o en proceso de mejoras, incluso
tiene más de lo que esperaba en algunas de ellas.
Aproveche a la gente que tiene a su lado: muchos
perdemos momentos maravillosos y llenos de alegría, autentica amistad y afecto
por estar pensando en alguien que se fue de nuestra vida. Si esa persona se
fue, es lógico que duela, pero no puede olvidar que los que sí están buscan hacerle
sentir mejor y usted les está negando el recibir de ellos apoyo y afecto.
Viva lo que no pudo vivir: Muchas personas
tuvieron Navidades poco felices o de soledad en su pasado, aproveche hoy y
cumpla su deseo: procúrese la compañía y la celebración que deseaba. Al
contrario de antes, usted puede actuar y hacer que las cosas pasen. Sea siempre
objetivo con lo que puede cumplir en ese momento pero compañía todos encontramos
(algunos con nuestras mascotas o colaborando con instituciones de beneficencia
esas noches, etc.)
No haga drama: muchas personas trabajamos ese día
y procuramos disfrutarlo con lo que se tiene a mano. No tome la actitud de
solamente a mí me pasa… a todos nos pasa o nos puede pasar. La actitud ante las
fiestas es lo que le hace disfrutarlas o no, si queremos pasarla bien la
pasamos bien, aunque no sea la fantasía fomentada por el comercio.
La Navidad no es momento de estar solo, probablemente no.
Pero si es necesario estar un momento a solas y evaluar el verdadero motivo de
nuestra tristeza o melancolía, necesitamos comprendernos y sanar para poder
disfrutar de nuestro día a día, que en estas fechas se active solamente es una
señal que algo no está bien en ningún momento del año y se manifiesta con mayor
dolor o mal humor en estas épocas.
Retomo la imagen del Grinch, cuando usted se dice a si mismo
que lo es, está diciendo me duele tanto lo que pasa o me ha pasado que quiero
destruir la felicidad de otros… que finalmente sano porque descubrió su propio
dolor. Hermosa lección navideña: el sentido está más allá de las fiestas y los
regalos, es una vivencia interna de una nueva oportunidad de recomenzar llenos
de Luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario