lunes, 26 de diciembre de 2016

¿CERRANDO CICLOS?


Fin de año, como toda etapa que llega a su final es sinónimo de evaluación y muchas veces cierre de ciclos.

¿Realmente somos objetivos al evaluarnos?, ¿Nos aplicamos las normas y criterios de la misma forma que la aplicaríamos a los demás?


 Solemos ser más amables cuando evaluamos a otros que al hacerlo con nosotros mismos. Por un lado, nuestra necesidad de “ser buenos o los mejores” o cuando menos sentirnos aceptado, nuestra visión de lo que es éxito, felicidad, etc., y nuestra autoestima y valía. 


Me encanta esa frase: aprendemos de nuestros errores, hay un ciclo que debemos terminar y otro que debemos comenzar. El aprendizaje que nuestros errores es bueno y sin duda indispensable para crecer y desarrollarnos como personas en todos los aspectos de nuestra vida. Pero se nos olvida el detalle que cambia todo el panorama de evaluación: evaluamos desde el hoy una acción o decisión del ayer, cuando toda la información que poseemos es producto de las consecuencias de lo que hicimos y que, por ende, no conocíamos cuanto debíamos actuar o decidir. El nuevo estándar es exactamente eso “el aprendizaje o la lección de vida” en aquel momento tomamos la mejor decisión o el curso de acción que evaluamos como la mejor opción, o la que teníamos más al acceso. Error o no, es lo que hoy es y somos más sabios.   


Por consiguiente, cerrar ciclos implica aprendizaje basándonos en errores superados y aciertos logrados… la constante armonía de la vida y el desarrollo como personas. Se cierran ciclos porque en quien nos vamos convirtiendo tiene nuevas metas y propósitos, siempre se debe valorar a los que amamos y darles su justo lugar, debemos ser equilibrados en la lucha por ser mejores (en todo aspecto, no basta ser buen trabajador, sino buena persona integralmente: pareja, padre/madre, amigo/amiga, hijo/hija, etc.) 

Pero ser claros en que es un constante reconocernos para aprender y seguir adelante sin estar con la constante culpa por el pasado; lo vivido sirve para aprender pero no debe ser nuestra carga o excusa para inmovilizarnos. Perdonar es tan difícil sobre todo si debemos  perdonarnos (por ello es importante lo mencionado al principio, no evaluar el ayer desde el aprendizaje del hoy para culparnos), las lecciones aprendidas nos hacen mejores personas y ser quien hoy somos. 



Pero cuando es una persona la que a veces debemos dejar atrás ¡Duele!, nuestro proyecto de vida, nuestra fantasía, etc. Claro que duele, siempre duele… el dolor es parte de crecer pero debemos ser lo más realistas posibles ¡seguir ahí, duele más!, lo que suele ocurrir es nos hemos creído que ese sufrimiento es dolor que la costumbre nos genera culpa y muchas veces terminando sintiéndonos responsables de la felicidad del otro pese a nuestro dolor… que al final termina siendo dolor de ambos e incluso rencores y odios. Cortar a tiempo es amor.

Hay lecciones que aprender del Año Viejo: que todo error sirve para aprender, pero para ello hay que evaluarnos objetivamente y sobretodo estar dispuesto a aprender que al asumir nuestros errores le quitamos poder a otros de manipularnos.





2 comentarios:

  1. Hermosa Reflexion Licenciada Weil. Namasté

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  2. Tia maggie gusto en saludarla, me encanta escucharla en la radio y leer su pagina, sus consejos me sirven de mucho.
    Feliz año. Bendiciones.
    Como puedo hacer para comunicarme con usted, pues vivo fuera de mi querido El Salvador.

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