lunes, 30 de enero de 2017

LA GENERACIÓN BLANDA

No es que sean malas personas ni siquiera se cuestionan si lo son, básicamente ellos son personas educadas con el lineamiento: LO MEJOR DE LO MEJOR PARA MI HIJO, NO PUEDE NI DEBE FALTARLE NADA. 

La premisa anterior podría no tener ningún problema si se uniera a disciplina, orden, motivación y propósitos, pero no es así. Para ellos todo debe ser fácil,  llegar porque sí. El esfuerzo y la dedicación que debe acompañar el enfrentar las dificultades de la cotidianidad es un detonante de malestar e incomodidad, incluso de abandono constante de las actividades, aduciendo aburrimiento e incluso decepción, pero realmente es no querer hacerlo y muchas veces, la incapacidad de hacerlo. La secuela de la sobreprotección paterna los vuelve poco capaces de enfrentar y resolver un problema cotidiano en la escuela y fuera de casa. 

La sobreprotección paterna produce fragilidad en su carácter a la hora de superar las situaciones con acciones reparadoras o bien optar por salidas alternas, enfrentar la vida se vuelve un problema serio y para alguno sumamente difícil de superar, con tal de no vivir el fracaso son capaces de mentir, falsear información, etc. (es la generación de la corta y pega, el hacer Bullying para que otro haga mi trabajo, etc.) 

Tanto les dicen “no viviste lo que yo viví”, pero no están permitiendo que vivan lo que deben de vivir ellos. No permitir que nuestros hijos enfrenten sus problemas no los hace más felices, sino todo lo contrario, a mediano plazo se vuelven personas con problemas de indefensión: no saben ni cómo, ni de quién defendernos o pedir apoyo o consejo. Todo aquello que con los problemas del colegio y los amigos no es aprendido, los vuelve torpes o incapaces de ver opciones para solucionar. 

La generación blanda no acepta discursos y no suele tomar partido, para ellos estar de acuerdo con todo y aceptar todo es parte de no complicarse. Como valor y principio la apertura a todos es buena, el problema es que no está sustentada realmente en análisis y convicciones, sino en comodidad y evitar confrontar. Los nuevos valores emergentes son adecuados cuando parte de cuestionamientos y dan paso a la equidad, con la igualdad como utopía.

NO es que todo sea malo, definitivamente su capacidad de manejar la tecnología y aplicarla para hacer una vida mucho más fácil es sin duda un atributo de esta generación. La tecnología se ha vuelto parte de su existencia y no pueden estar sin ella. ¡Y está bien! Pero hay que dar el uso adecuado a esta forma de vida, facilitar acceso al conocimiento y mantenerse unido a los demás es importante en las nuevas espacios del conocimiento, pero ¡no para vivir ahí!  


Definitivamente los padres somos responsables, muchos delegamos a la computadora el entretenimiento e incluso la compañía durante muchas horas, pero la brecha generacional a muchos les ha ganado la partida, aunque parezca muy graciosa la imagen siguiente describe a reacción de esta generación blanda a sus padres: 


Aislados, sin vínculos afectivos, totalmente tecnologizados y con pocas capacidades de socializar. Contrario a lo que piensan los padres, no viven comunicándose con otros, no interactúan más allá del entorno virtual. Esta generación es individualista y poco o nada orientada a la empatía, pueden apoyar cibernéticamente pero no harán acciones más allá de esas. Aislados en su mundo virtual el trabajo en equipo, la solidaridad, empatía, entre otras no se desarrollan consecuentemente se vuelven inseguros, disfrutan poco o nada de la convivencia social. Tener lo que necesitan para continuar en su mundo virtual y lograr una vida tranquila en la red es más que suficiente para ellos.

 

Pareciera que en nuestro país, otros elementos se conjugan para hacer de la generación blanda una realidad más compleja, de la que hablaremos próximamente







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