domingo, 5 de junio de 2016

Las expectativas en la relación de pareja

Cuantas veces en momentos de dolor y enojo estamos esperando que nuestra pareja aparezca haciendo lo que “necesitamos”, pero hemos sido incapaces en la cotidianidad de informar y sobretodo solicitar “lo que necesitamos” cuando nos sentimos de “X” o “Y” modo. Queremos que por amor el otro adivine nuestros pensamientos, esa falsa y destructiva creencia que simplemente porque nos aman es capaz de adivinarnos el pensamiento constituye una de las “desilusiones” más comunes y una de las formas de ataque más frecuentes a nuestra pareja en una discusión.




 “No me conoces”, ¡Por favor! Sí, no has tomado el tiempo de conversar, de hacerle partícipe de tus gustos, sueños, metas, disgustos y elementos básicos de tu pasado ¿De dónde va obtener la información para responder adecuadamente?



La mezcla letal, si letal, para cualquier relación son las expectativas de adivinación por parte del otro como prueba de amor. Amar se convierte, entonces, en un juego “mágico” en el que nosotros no somos actores responsables de su construcción, sino responsabilidad del otro y de la magia que “debe existir”. La magia existe, claro que existe, en términos de chispazos al conocernos, los pensamientos y sentimientos asociados a esa comunión que vivimos con nuestra pareja en momentos de felicidad pero también de dolor.

La magia se construye a partir de un dialogo abierto y frontal que permite conocerse a sí mismo y conocer al otro.

 La experiencia de parejas funcionales nos dice: Un hombre de casi sesenta años expresa que ellos están más enamorados que el primer día, después de más de tres décadas juntos: cada día me propongo conocerla otra vez, porque la vida la cambia cada día. ¡Bendita sabiduría! Que permite entender que aunque dialoguemos una vez debe ser constante para conocer a nuestra pareja…


Enamórate de ti y luego enamórate de tu pareja, !Cada día!

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