domingo, 3 de julio de 2016

MI PAREJA, MI ENEMIGO

Estoy consciente que el titulo suena bastante fuerte y que para la mayoría de nosotros piensa que eso es IMPOSIBLE, que cosas así solo pasan en las películas de suspenso o terror. Si bien hay historias que supera la ficción, no hay que fomentar la fantasía que la violencia es únicamente los golpes.


Violencia es, también, abandono, rechazo, desacreditación, limitación y un largo y sutil etcétera que abarca muchas Gigas de información.






Y no es porque seamos feministas o estemos en contra de los hombres. Al contrario estamos ante un fenómeno que la ciencia acepta y que afecta a miles de mujeres en el mundo, pero que también afecta a miles de hombres. Es un error creer que todos los hombres violentos sin simplemente malos o machistas, usualmente vienen de familias destrozadas aunque al mundo vendan un hermoso holograma de “familias perfectas”. 




Los hombres que “odian a las mujeres”, son llamados MISOGINOS, y proceden de hogares donde vivieron una de estas tres situaciones:
1 1. Una madre pasiva que permitió el abuso psicológico de su pareja, incluso el físico. Que con ello enseño que es la manera de obtener admiración y “amor”.

12. Una madre dominante, que genero inseguridades y temores en el niño. Necesita entonces no perder el control de su pareja ya que esta es una amenaza potencial. Usualmente el padre ha tomado un rol pasivo frente a su esposa, por lo que denigra la figura masculina que no impone fuerza y “respeto”.
33. Una madre que rechaza, se niega a darle afecto. Por tanto, teme constantemente el rechazo de su pareja. Debe evitar que entre en contacto con otros.







¿Los identifican? ¡Tienes rasgos misóginos! (aclaro son personajes de ficción, pero sus personajes poseen rasgos que nos ayudan a comprender la patología) 




Y de cantantes, a lista sin duda abarcaría canciones como; “El malo”, “Acompáñame a estar solo”, “Fuiste Tú”, casi todo el reggaetón, el perreo, y muchas de diversos géneros... muchas de las que llamamos canciones románticas son un reclamo, un chantaje, una etiqueta social e incluso un insulto más o menos sutil.

El problema, como todos los problemas de pareja, tiene dos responsables. Las mujeres “que aman a los hombres que las odian” son el complemento en esta diada, entre las muchas razones por las cuales una mujer aprende a “amar” así, se encuentran:

1   1. Madres sumisas que enseñan a sus hijas a mantener la relación de pareja a cualquier precio. “Amarlos a pesar de todo

     2. La cultura que apoya la sumisión y la justifica (El matrimonio es una cruz, la mujer es la responsable de mantener el matrimonio, mientras no te falte nada, etc.)

      3. Miedo a perder el amor de su pareja porque temía perder o perdió a su padre.

1    4.  Si mi padre decía que yo era un problema o la causa de dificultades “como no creerle, si él siempre tiene razón”, eso mismo sostienen de la relación de pareja. 

      5. Mujeres abusadas física y psicológicamente en la infancia.

Hay un caso peculiar de este tipo de mujeres que aman a quienes las odian y a las que más cuesta hacerles ver que su relación es un problema, porque el mundo ve poco esa fase de ellas y la ocultan muy bien de los demás; La mujeres exitosas con hombres “frustrados” laboralmente, “el soñador que nunca logra concretar nada”, “el hombre inteligente pero a quien la vida le niega oportunidades”, “del quien siempre abusan los demás porque es tan bueno, que los demás le echan la culpa de los fracasos empresariales”, “el que es un artista que hay que apoyar, pero no hace mayor cosa por trabajar”, y un largo etcétera. En estos casos la misoginia colorea a la relación de culpas y reclamos como la falta de apoyo, jamás se le aporta el dinero suficiente, acusaciones de despilfarrar el dinero si no es para sus proyectos, etc.   

Usualmente la mujer exitosa termina enojada, frustrada, enferma y cuando finalmente decide irse, es la protagonista de la historia de falta de apoyo, comprensión y valoración, además de la traición y abandono que escucho de las mujeres anteriores y que ella juró jamás haría “porque él es lo máximo”. 

 Se puede escribir muchas gigas sobre el tema ahondando causas y razones pero lo más importante es el reconocimiento, el resto del proceso es complejo pero cuando se parte de la decisión personal de salir de la situación se logra.

Tanto los hombres como las mujeres sufren en estas relaciones, no hay que satanizar ni culpar a uno o al otro. El punto, reitero, es darse cuenta de lo que se vive y decidir dejar de vivir así.

 Responde las siguientes preguntas, la cantidad de positivas indica el grado de misoginia de tu pareja, algunos tendrán rasgos y otros perfilaran más severamente el problema.

SENTIMIENTOS

1. Me siento casi siempre triste.
2. Mi marido me da miedo.
3. Me siento abrumada y desesperada.
4. Estoy casi siempre furiosa.
5. Me siento confusa y no sé qué espera que yo haga.
6. Me siento impotente ante él. 

PENSAMIENTOS

1. Qué vida más triste. Tal vez todos estuvieran mejor sin mí.
2. Me va a pasar algo malo. Él me hará daño, o quizá se vaya; no sé.
3. Es siempre lo mismo: un callejón sin salida. No sé cómo actuar, haga lo que haga, todo es igual.
4. Si no tuviera tanto miedo, ¡con qué gusto lo abofetearía!
5. ¿En qué me equivoqué? ¿Por qué se enfada así de nuevo? ¿Cómo puede ser tan encantador unas veces y tan odioso otras?
6. Imposible ganarle; nada de lo que hago sirve de nada. Él es en todo sentido el más fuerte.
7. Me siento culpable y actuando siempre mal.
8. Siento que yo misma me odio.
9. Me siento frustrada.
10. Me siento como entrampada.
11. Es todo culpa mía. Tengo que llegar a ser mejor persona.
12. Soy egoísta, débil, despreciable, desconsiderada y mala persona.
13. No importa lo que yo diga; él no me escucha. No me toma en serio y nada de lo que yo haga arregla las cosas.
14. Esto no tiene salida; no tengo dónde


 ACCIONES

 1.       ¿Estás continuamente disculpándote?
2.      ¿Estás dispuesta a aceptar la culpa de todo lo que anda mal en vuestra relación?
3.      ¿Andas «sobre ascuas»? ¿Has de tener cuidado con cada palabra que dices, o ensayar lo que quieres hablar con tu compañero, para no sacarlo de sus casillas?
4.      ¿Estás constantemente diciendo a los niños que tengan cuidado de no irritar a papá?
5.      ¿Lloras mucho más de lo que era tu costumbre?
6.      ¿Reprimes tus sentimientos, especialmente la cólera?
7.      ¿Estás continuamente pensando cómo conseguir la aprobación de tu compañero? ¿Te retuerces hasta hacerte un nudo para adaptarte a sus exigencias cambiantes?
8.     ¿Has renunciado a los intereses, las actividades y las personas que solían ser importantes para ti?
9.      ¿Has abandonado las opiniones, ideas, actitudes, esperanzas y sueños que te caracterizaban?
10.  ¿Te estás frenando en tu avance educacional o vocacional?
11.   ¿Estás continuamente disculpando, ante ti misma o ante otros, el comportamiento de tu compañero?
12.  ¿Te has abandonado físicamente? ¿Has engordado o adelgazado en exceso? ¿Prestas menos atención de lo que solías a tu apariencia personal? ¿Encuentras excusas para no salir de casa?
13.  ¿Tu vida se basa en el intento de complacer a tu pareja para evitar su cólera o su desaprobación?

NO TRATES DE SALVARLO, NI EXPLICARLE LO QUE PASA... SOLO LOGRARAS MAS AGRESIONES 

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